jueves, 11 de octubre de 2012

El futuro de las bibliotecas universitarias: una ojeada a la literatura anglosajona (y 2)


PhOtOnQuAnTiQuE,
"Autopsychotopsie"
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El tercer bloque estaba formado por una serie de opiniones ciertamente provocadoras que preconizan la muerte o la desaparición de bibliotecas y bibliotecarios,  y que podríamos calificar de "lado oscuro" de la biblioteconomía. De ahí la correspondencia con la película "La amenaza fantasma" de la saga de Star Wars.

En primer lugar un post publicado en julio de 2010 en el blog de Steve Lawson (bibliotecario referencista del Colorado College) con el titulo "Las bibliotecas están muriendo (y eso es una buena cosa)". Si bien Lawson dice que, en realidad, el
post no es suyo y que no hace sino publicar un texto que había recibido de una persona anónima por correo-e, es posible que se trate de la vieja técnica literaria del manuscrito encontrado. Sólo destacaré dos “perlas”: a) la primera (demoledora): las bibliotecas necesitan mucho más a los usuarios, que los usuarios a las bibliotecas; y b) la segunda, en plan boutade: propone establecer una 'fecha de vencimiento' de la profesión de bibliotecario: la Nochevieja del 2034…
 

domingo, 7 de octubre de 2012

El futuro de las bibliotecas universitarias: una ojeada a la literatura anglosajona (1)


cybrarian77, "CB106419"  Flickr
El pasado 21 de septiembre acudí a las V Jornadas Bucle invitado a participar en una mesa redonda cuyo tema de discusión era "Presente y futuro de las bibliotecas universitarias: realidades y prospectivas". Compartí mesa con buenos amigos, a la par que excelentes profesionales, como Ángeles Ferrer, directora de la Biblioteca de la Universidad de Extremadura, Sebastián Jarillo, director de la Biblioteca de la Universidad de Jaén, y (last but not least) José Antonio Merlo, director de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca, como moderador de la misma. Mi intervención giró en torno a la visión que da la biblioteconomía anglosajona sobre este asunto. A continuación transcribo el texto, con algún pequeño retoque, sobre el que basé mi intervención en la mesa redonda y que, debido a su extensión, he decidido repartir en dos posts...

domingo, 24 de junio de 2012

Reyes, ritos e islas: la certificación de la calidad en bibliotecas universitarias


Mohamed Iujaz Zuhair
"Kunda Bandos"
Flickr
Invitado por los organizadores del IX Foro Internacional sobre la Evaluación de la Calidad de la Investigación y de la Educación Superior (FECIES), tuve ocasión de participar el pasado 13 de junio en el simposio invitado sobre certificación de la calidad en las bibliotecas universitarias. Mi charla, titulada “Reyes, ritos e islas: certificación de la calidad en bibliotecas universitarias”, pretendía efectuar una pequeña crítica sobre la implantación de la gestión de la calidad en (algunas) universidades y bibliotecas. La crítica se articulaba en torno a tres de los ocho principios de la gestión de la calidad que propone la norma ISO 9000. Ese trío de principios se evocaba en el título, de suerte que a cada uno de sus elementos correspondía un principio: reyes/liderazgo, ritos/participación del personal e islas/relaciones mutuamente beneficiosas con el proveedor. Vayamos con la parte "destructiva" de la crítica... [aviso a algunos de mis seguidores que a veces me han dicho que mis posts son demasiado largos: este es bastante extenso].

viernes, 20 de abril de 2012

De la relación entre los plátanos y los rankings de universidades

Foto: Justusbluemer, "Banane"
en www.flickr.com/photos/justusbluemer/6044992549/
El reciente informe sobre la productividad de las universidades españolas elaborado por la Fundación BBVA y el IVIE destaca, entre otras muchas cosas, que 18 de las 50 universidades públicas son responsables de más de la mitad de la producción científica universitaria (medida ésta en términos de documentos producidos y de citas recibidas).  Esa tendencia a la concentración, no es sin embargo exclusiva de España (se produce también en el resto de Europa y en EE.UU.) y está asimismo presente en los rankings de universidades que tanto llaman la atención de los políticos, la prensa y, en general, la opinión pública.  Recomiendo la lectura de los posts que hace poco dedicó Tomás Gómez, Director de Logística de la Universidad Carlos III, en el blog "Más que universidad-Gestión y finanzas universitarias",  al siempre controvertido tema de los rankings de universidades (v. post 1 y post 2).  Hace aún menos tiempo, a propósito de un seminario en Almaty (Kazajstán) sobre los rankings universitarios, la publicación Times Higher Education incluía un artículo que recomendaba a los responsables de la educación superior no apostar por estrategias (¿o estratagemas?) dirigidas a entrar a toda costa en los rankings (cosa, en muchos casos, relativamente sencilla si se sabe sacar partido de las insuficiencias y sesgos que todos los rankings tienen).  En opinión del articulista lo que tienen que hacer las universidades es "make sure its academics are publishing cutting-edge research in journals that are widely regarded and widely read, that they are attending the right conferences, are part of the right research networks, are forging international partnerships, and are nurturing the next generation of international scholars and are producing employable graduates who become ambassadors for their alma mater". ¡Casi nada!  Lo cierto es que, como bien recuerda Tomás Gómez, cuando las universidades logran figurar en esos rankings se esfuerzan en pregonarlo y dar la máxima publicidad, mientras que cuando no aparecen o pasan olímpicamente de los dichosos rankings, u optan por criticar su valor y relevancia. Como dice el refrán, cada uno habla de la feria como le va en ella...


domingo, 15 de abril de 2012

Servicios bibliotecarios de apoyo a la investigación: ¿patatas calientes, caballos negros, estrellas o patos sentados?

M. Folley, "Follow the Leader - Portrait"
en www.flickr.com/photos/matthew/230162680/
Acabo de asistir a un curso en la UVigo sobre "Servicios bibliotecarios de apoyo a la investigación" impartido por  Daniel Torres-Salinas y Rafael Repiso del grupo de investigación EC3 de la Universidad de Granada.  

"Bibliotecarios integrados" [¿provocarán la desintegración de la biblioteca?], "bibliotecarios bibliometras" y "bibliotecarios de datos", son algunos de los nuevos perfiles profesionales en torno a los que parece que puede llegar a jugarse el destino de las bibliotecas universitarias. La idea del curso era, sobre todo, la de sensibilizar a los profesionales de la Biblioteca acerca de la necesidad de repensar nuestra profesión a la vista de la trayectoria de los servicios tradicionales y las finanzas bibliotecarias, así como acerca de la conveniencia de afianzar la posición de la biblioteca en el mundo de la investigación.  El problema es que, al menos por ahora, no podemos abarcar toda la panoplia de servicios y posibilidades de actuación que Daniel y Rafael nos desvelaron. Tenemos que elegir hacia dónde queremos/podemos ir...

viernes, 20 de enero de 2012

Tetas, paquetes y revistas-e

Hace un par de meses, en un telediario, oí una noticia sobre la selección de bailarinas del cabaré parisino Crazy Horse que me llamó la atención por los criterios empleados en dicha selección. Se trataba de medidas; en concreto de la distancia de separación entre los pechos de las aspirantes (21 cm. de pezón a pezón, ni más ni menos) y de la distancia desde el ombligo al pubis (13 cm.).  Superada la inicial incredulidad jocosa, empecé a preguntarme (y preguntar) por qué 21 y 13 cm.  ¿Por qué no 22 y 14? ¿O por qué no utilizar números redondos como el 20 y el 15?  He consultado las medidas con médicos y personas versadas en anatomía pero no he obtenido una respuesta satisfactoria. La noticia invita a creer que aunque a menudo los valores elegidos como umbrales responden a criterios objetivos y científicos, en otras ocasiones da la sensación que surgen de planteamientos arbitrarios o caprichosos. Entre estos criterios de dudosa objetividad podría estar la atracción por los números redondos. Viene todo esto al caso de la renegociación de los contratos de acceso a los paquetes de revistas científicas electrónicas que desde hace años suscriben las bibliotecas bajo la fórmula del big deal. En aquellos momentos (épocas de vacas gordas), la operación era altamente interesante: se obtenía acceso a toda (o casi) la colección del editor a cambio de una cantidad suplementaria que se añadía a lo que las bibliotecas ya pagaban por las suscripciones en papel.  Debido a su novedad, el modelo aún no había tenido tiempo de mostrar los fallos y problemas que luego ha puesto de manifiesto. Un buen resumen del origen y problemática de los big deals puede leerse en el artículo de Richard Poynder, "The Big Deal: Not Price But Cost", que además aporta una visión interesante de la cuestión: el problema no es tanto el precio de los big deals, como el coste del sistema de comunicación científica.  En opinión de Poynder se publica demasiado en las revistas científicas y el movimiento del open access no hace sino consolidar este problema.

Sea como sea, lo cierto es que, al final,  sucumbimos todos a los encantos del big deal...

viernes, 13 de enero de 2012

Más sobre el coste de las universidades: ¿más caro el caldo que las albóndigas?


A finales del pasado mes de diciembre, Santiago Íñiguez, decano de la IE School Management,  publicaba un artículo en Times Higher Education en el que, a propósito de los previsibles recortes presupuestarios a padecer por la educación superior, exhortaba a las universidades europeas a tomar como modelo ("as a reference point") a sus homólogas americanas. Sin embargo, como vimos en el post anterior, no parece que sea oro todo lo que reluce en la educación superior estadounidense y las dificultades financieras de sus universidades son también notables.  A este respecto, vuelve a la carga en su blog el profesor Lloyd Armstrong con los problemas de financiación de esas universidades que deberían ser nuestro punto de referencia: Cost and price in higher education, again. En la base, el desajuste entre los elevados costes de las universidades (americanas) y sus insuficientes ingresos (lo mismo que, según Íñiguez, ocurre en las universidades europeas hasta el punto de comprometer la sostenibilidad del sistema universitario público).  En su nuevo post, el profesor se hace eco del informe Disrupting College (publicado en febrero de 2011) del que es autor, entre otros, el gurú Clayton M. Christensen,  el creador del concepto de "innovación disruptiva".  Si bien el informe puede suscitar dudas, matizaciones y discrepancias, lo que me interesa de él, así como del post de Armstrong, es dejar recogidas aquí en BAING un par de ideas...